TESTIMONIO SR.
ORLANDO DI PINO
TESTIMONIO
Febrero de 2013
En los últimos 30
años -la mitad de mi vida- he pasado por casi todas las propuestas que
ofrece el mercado argentino para bajar de peso.
Grupos, clínicas,
consultorios, internaciones, médicos de manera individual, profesionales de diferentes
disciplinas, me cercenaron el estómago a través de una operación quirúrgica,
spa, centros de vida sana , pastillas, acupuntura, masajes chinos, sellos,
terapia, flores, dieta de la Marina de U.S.A, la del sol, la de los
astronautas, solo uvas a la noche y tal vez me olvido de algo. Ya no tiene
importancia alguna.
El resultado fue a
la larga negativa, cumplí los 60 años gordo, con mi peso máximo, decepcionado
en este tema, cientos de horas perdidas
y muchos cientos de miles de pesos menos en el bolsillo.
En tres
oportunidades logré llegar a bajar más de 40 ks. y solo una vez, pude mantener
ese peso por más de tres años y con un esfuerzo tremendo…pero volvía a
engordar.
Mi mayor peso en
edad adulta: 118 Kg .,
el menor 72, siempre con dietas restrictivas, dietas líquidas, hasta ayunos
mitigados ambulatorios.
Llegar a
mantenimiento era un logro festejados por la familia, los profesionales, los
compañeros del grupo y para uno era entrar en una zona de alta inseguridad,
pues el resultado logrado era frágil, la balanza una obsesión, la comida
también y el fracaso acechando siempre en forma de reengorde.
Ya sin expectativa
alguna y después de haber pasado por la cirugía para achicarme el estomago
convencido que era la solución, hace más
de un año, me encontré con Richard Frenkel, a quién conocía, pues nuestros
caminos fueron paralelos - con algunos puntos de encuentro- durante más de 30 años
en busca de la solución definitiva y poder ser flacos.
Hoy afirmo, sin
duda alguna que el camino que nos indicaban
era el equivocado, no podíamos llegar nunca a ese destino pues esos
caminos apuntaban exactamente en la dirección opuesta.
Lo vi a Richard muy
saludable y en su peso, pero lo que más me sorprendió fue su convicción al
pedirme mi mail para enviarme material, sobre el programa que había llevado a cabo hacia más de 7 años y
que le dio como resultado bajar más de 100 kgs. y mantenerse delgado y
saludable.
Y mayor aún fue mi
sorpresa cuando me afirmó que no había que hacer mas dietas restrictivas, que
el cuerpo no tenía necesidades, que el cuerpo tenía requerimientos y “requería”
comer de todo, que no había restricción alguna…que había que tomar agua, mucha
agua y aplicar el concepto de la suficiencia.
Si algo faltaba para “terminar de romperme la cabeza” fue cuando
me entero que ese programa, lo fue desarrollando él solo, apoyado en su
experiencia, en su profunda capacidad de observación y de escucha, de pensar y
ver la evolución e involución de miles de compañeros que compartieron grupos
con él, durante décadas y su gran capacidad de investigar y escribir sus
reflexiones de manera entendible y amigable.
Comencé a recibir
hasta 2 mails por día, a veces los leía, a veces no. A veces me resultaban
interesantes y atractivos los juegos de palabras y otras veces -mi cabeza llena
de comida no me dejaba ni concentrarme en la lectura.
Hasta que un día lo
llamé por teléfono, nos encontramos, lo escuché, sentí una gran calma en sus
palabras, no me prometía nada, solo me ofrecía vivir con calma y alimentar e hidratar a mi cuerpo pero desde mi cabeza.
Escuché - como una
revelación obviedades tan grandes - como
que el cuerpo no piensa, no necesita nada, siempre te acompaña. Que todo pasa
por la cabeza, por cambiar algunas ideas erróneas, unas pocas técnicas
vivenciales y a seguir viviendo….
Desde el 13 de
octubre, estoy haciendo el programa, más allá que su duración es de 16 semanas,
decidí hacer dos capítulos completos.
Estoy fascinado, no
hago dietas y el resultado es asombroso, salgo a caminar nuevamente, recuperé
la alegría de vestirme con ropa elegida, me siento muy bien, mejoraron mis
valores clínicos y cambió mi vida.
Con las técnicas
que me dio Richard, nunca más sentí hambre desde el primer día del programa,
jamás me quedé con las ganas de comer lo deseado, pero siempre lo programé antes,
descanso en anotar, planifico y ejecuto. Pienso luego escribo, luego hago.
Tal vez ese es el
secreto, no dejo que el exceso me sorprenda, lo rodeo antes con programación, sensatez
y buenos pensamientos.
Se fue la obsesión
por la balanza, ya no me peso diariamente, sólo una vez por mes le pregunto cómo ando. Ahora le presto más
atención a la medidas de mi cuerpo, a los 20 cm. que se redujo mi tórax, 6 cm. mi cuello, mi cintura 17 y mi cadera mas de 20cm.
Llevo más de
20 kilos de grasa extra reducidos en mi
cuerpo de manera definitiva.
Sé que ahora puedo
asegurarlo, pues no corro el riesgo de dejar de hacer lo que no hago, porque me
“di cuenta” que no hago dieta, sino simplemente vivo la vida con la medida de
lo suficiente de comida. Borré la palabra “dieta” de mi léxico. Lo suficiente
es el 100%, es un todo… y si tengo lo suficiente tengo todo. Estos conceptos
los aprendí de Frenkel, pero los pude hacer míos y me sacaron del pozo de los
excesos.
Orlando Di Pino
dipino@quesadayasoc.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario