El poema del NO (Autor Hugo Finkelstein).
No.
No es no, y
hay una sola manera de decirlo.
No.
Sin
admiración, ni interrogantes, ni puntos suspensivos.
No, se dice
de una sola manera.
Es corto,
rápido, monocorde, sobrio y escueto.
No.
Se dice una
sola vez, No.
Con la
misma entonación, No.
Como un
disco rayado, No.
Un No que
necesita de una larga caminata o una reflexión en el jardín no es No.
Un No que
necesita de explicaciones y justificaciones, no es No.
No, tiene
la brevedad de un segundo.
Es un No, para
el otro porque ya lo fue para uno mismo.
No es No,
aquí y muy lejos de aquí.
No, no me
deja puertas abiertas ni entrampa con esperanzas, ni puede dejar de ser No,
aunque el otro y el mundo se pongan patas arriba.
No, es el
último acto de dignidad.
No, es el
fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes.
No, no se
dice por carta, ni se dice con silencios, ni en voz baja, ni gritando, ni con
la cabeza gacha, ni mirando hacia otro lado, ni con símbolos devueltos; ni con
pena y menos aún con satisfacción.
No es No,
porque no.
Cuando el
No es No, se mirará a los ojos y el No se descolgará naturalmente de los
labios.
La voz del
No, no es trémula, ni vacilante, ni agresiva y no deja duda alguna.
Ese No, no
es una negación del pasado, es una corrección del futuro.
Y sólo
quien sabe decir No puede decir Sí.
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