CARTA DE EXPRESIÓN DE SENTIMIENTOS PARA TI, MUJER
¡Hola!
Te estoy
buscando. ¡Sí! ¡A ti, mujer! Aunque todavía no te conozca personalmente.
Es un enorme
placer comunicarme contigo por este medio. Aunque todavía no te conozca
personalmente.
Para que tú
me vayas conociendo - aunque al menos sea por ahora a través de la palabra
escrita - comienzo a dejar fluir mis emociones y a escribir lo primero que me
salga. Todo lo que siga va dedicado a ti, mujer única. Aunque todavía no te
conozca personalmente.
Me aflojo, te
visualizo cómo un ángel de pura bondad, cómo un ser etéreo sin un rostro
específico pero que denota una enorme alegría interna y voy tomando las
palabras que van saliendo de mi corazón, palabras que comienzan a aflorar y me
hacen poder expresar por escrito los sentimientos que sólo pueden salir al
visualizarte a ti mujer única, con un corazón enorme, un corazón que está
adentro de una persona grandiosa en bonhomía, espíritu y ganas de vivir el gran
romance de tú vida conmigo: Esa persona eres TÚ. ¡Así te visualizo! Aunque
todavía no te conozca personalmente.
Siento, vuelvo
a sentir, me estremezco y todo mi cuerpo vibra con una emoción profunda que
emana desde el medio de mi pecho con cada palabra que va fluyendo desde lo más
profundo de mi corazón, palabras que van destinadas a ti mujer única, imaginándome
que te las estoy diciendo al mirárte a la cara y profundamente a los ojos,
haciéndote vibrar al igual que vibro yo y - estoy seguro – que las atesorarás
muy profundamente dentro de tú corazón cual mágico regalo inesperado. Aunque
todavía no te conozca personalmente.
Se que
existes, que estás allí y que no pasará mucho tiempo para encontrarnos para ya
no separarnos nunca más. Te digo que “me
encantaría encantarte como nadie te encantó hasta ahora” y no te lo digo como
una mera frase halagadora, sino que son palabras que salen de lo más profundo
de mi deseo, expresiones de un tremendo deseo de amarte que estaba dormido en
mí desde hace mucho tiempo, a la espera de ser dichas ante la persona que Dios
dispusiese que se las diga. Aunque todavía no te conozca personalmente.
Eso es lo que
siento en este momento y por eso te las digo. Aunque
todavía no te conozca personalmente.
Por la forma
en que se me cierra el pecho al visualizarte a medida que voy escribiendo estas
palabras, desde ya te doy las gracias eternas por haberme sacado de peatón en
este preciso momento. ¡Sí! Acabo de
comenzar a sentir que estoy flotando en una nube muy blanca y presiento que
mientras que nos amemos, nunca más voy a tocar el suelo. Creo no equivocarme al
decir que por fin Dios oirá mi pedido y envíe a que me conozca y qué yo pueda conocer - todo en
uno - a una mujer con forma de ángel y a un ángel en forma de una mujer: ¡ESA
ERES TÚ! Aunque todavía no te conozca personalmente.
Dios hará lo
suyo, yo estoy haciendo lo mío - sin vergüenza de expresar lo que siento - para
cumplir con el sueño de conocernos para poder vivir la más hermosa historia de
amor que jamás haya existido ni que vaya a existir. Ahora te toca a ti. Haz lo
tuyo y date a conocer. Por favor hazlo por privado. Comienza a expresar - si es
qué te pasa y sientes algo similar a lo que siento yo - para poder así
conocernos. Aunque todavía no te conozca personalmente.
De ser así,
de la palabra escrita pasaremos a charlar por pantalla y lo haremos de tal
manera que luego de un corto tiempo lo único que nos quedará, será esperar el
momento de encontrarnos físicamente, para fundirnos en un abrazo muy profundo
qué no terminará jamás y nos transportará como seres etéreos por los lugares
más recónditos de un universo desconocido, nunca hasta ahora nunca recorrido
por ninguno de nosotros por separado: el universo del amor perfecto despojado
de mezquindades.
Me despido con una frase que te escribí para
reflexionar y qué viene muy bien para este momento:
“Recorrámosla siempre con cambio, la vida no tiene
vueltas ni vuelto. ¡Pero hagámoslo juntos!”.
Desde este
lugar tan hermoso en qué me has puesto a vivir, desde aquí arriba donde estoy,
desde la nube del amor soñado, la nube más blanca y perfecta que jamás pudo
haberse formado, te envío el abrazo y el beso más fuerte que jamás te hayan
enviado. Todo esto me está pasando aún cuándo todavía no te conozco
personalmente.
Richard Frenkel
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